Destino o la ley de Murphy?

Seguro que ya te ha pasado alguna vez. Te decides hacer algo o, mejor dicho, decides negarte a algo y te sientes bien, satisfecho contigo mismo. Pero como suele pasar, tarde o temprano, viene exactamente lo a que querias negarte. Puedes elegir. O te niegas de verdad o te dejas llevar.

Es mayo. La ciudad se llena de olores intensos. Están floreciendo los cerezos. La costumbre checa es que la pareja debe besarse bajo el cerezo el día 1 de mayo, con el que se inicia el mes de amor. Pues al parecer las parejas de esta ciudad celebran ese día sin parar ya más que una semana. Sinceramente ya me harté de ver las parejas besándose bajo los árboles y por todas las partes. Puede que sea envidiosa. Aunque me conformaría con algo más sencillo que, sin embargo, es más difícil para conseguir. Y exactamente de eso quiero escapar. Intenté negarme a pensar en lo que deseo. Intenté olvidarme de que quería que me regalaran flores sin que tuviera que pedírselas, que me hablaran sin palabras y que me entendieran. Me había prohibido imaginarme como sería... Y la verdad, un par de semanas me iba muy bien. Hasta el finde pasado.

Tenía planeado estar todo el finde montando a caballo por los bosques y el campo y pasarlo bien con gente encantadora. Una típica escapada del ritmo de vida cotidiano. Pero no me imaginaba que podría encontrar a alguién especial. Alguien quien derribó con una sola mirada todos mis propósitos que me había dado.
Podría preguntarme a mí misma por qué me ha pasado. Será el destino? Ya paso de creer en el destino porque igual no veo el porqué de las cosas. Por una vez ya tengo que admitir que la ley de Murphy de verdad funcciona.