viernes, 6 de julio de 2007

Lembranzas duns días preciosos de xuňo

El junio de este aňo tenía obviamente mucha prisa para pasar por nuestras vidas y dejarnos sólo unos recuerdos. Pero no me quejo porque esos recuerdos son bonitos y no quiero perderlos.
Se me ocurre, qué estaba haciendo hace un mes? No me acuerdo. Quizás estaba sola, quizás no. Quizás estaba estudiando en la biblioteca intentando superarme a mí misma, estudiar lo máximo posible y no distraerme con pensamientos en tonterías... En tonterías o en tí?

El mes de junio ha sido como un tíovivo. Ha sido un baile cortito pero a la vez interminable que nisiquiera me acuerdo de todos los pasos. Estaba lleno risa y lleno de lágrimas. Las despedidas han sido como siempre muy tristes. Odio despedirme de mis amigos. Pero es distinto despedirse de un amigo que de una persona querida. El amigo se queda para siempre. El amor desaparece como si fuese tan sólo un sueňo.
Es el miedo de la despedida lo que me obliga pensar tanto en lo que hacemos. Es el deseo desesperado de aprovechar cada minuto antes de perder la ocasión. Aprovechar cada minuto del tiempo que nos robamos para nosotros. La verdad es que no me pertenece nada de este tiempo.Tú no me perteneces...

Me acuerdo de un día cuando llegaste a mi casa. Cenamos y tú te quedaste dormido. Estabas durmiendo dos horas y yo estaba todo el tiempo sentada en el suelo dibujando, escribiendo y contemplándote. Me acuerdo de muchos días en los que estabamos juntos. Y la mayoría de veces era un encanto. El día cuando subimos al mirador - me acuerdo de que la ría estaba preciosa en su brillo plateado - me abrazabas como si no quisieras soltarme nunca.

Hay tantas cosas que debería decirte. Tantas cosas que quiero decir. Sin embargo no las digo nunca. No sé por qué. No es fácil de explicarlas. Es todo. Pero cuando estamos juntos quiero olvidarme de ese 'todo'. No digo las cosas para no destruir el momento, la tarde, el día...
Debería habertelo dicho todo en junio. Pero cambiarían las cosas? La respuesta ya la conozco. Sólo me da pena una cosa. Que el hecho de que yo soy la segunda pinta todos mis recuerdos bonitos de junio en gris. Un gris triste parecido a el que lleva la ría en los días de lluvia. De todos modos, aunque no me pertenecen, aunque no tengo derecho a esos momentos, nadie puede quitarme esos recuerdos. Y quiero darte gracias por poder tenerlos. Gracias por la noche de San Juan. Gracias por el día en el parque. Gracias por todos los momentos que has robado para mí. Sean bonitos o no, por lo menos esos recuerdos son míos de verdad.