miércoles, 23 de enero de 2008

Vigo

Te busco en las praderas
Y en los vasos en mi casa
Vigo
Espero ansiosa que aparezcas...
Te busco! Deseo!
Deseo estar contigo,
Dentro de tí,
Ay, Vigo.
Te busco y no encuentro.
Por eso lloro.
Lloro
Y grito
Vigo! Vigo!
Sólo estar contigo,
Dentro de tí,
Sentirte y respirar tu aire
Vivir tu vida
Verte conmigo,
Ay, Vigo! Vigo...

Tan sólo puedo soňar contigo.

lunes, 21 de enero de 2008

La noche de hoy

Por la maňana la calle estaba llena de vida. Ahora está abandonada. Iluminada por la luna. Y yo intentando robar un cachito de la luna para no estar sola. Por la maňana estabas todavía aquí. Y ahora tengo que luchar otra vez con la lejanía aunque no sé como.

Estoy pensando porque ha pasado todo esto. Ya hace un par de meses. No voy a fingir que no me acuerdo. Se empezó en los últimos días del marzo del aňo pasado. Pues ya son unos diez meses que llevamos así – no voy a decir juntos porque nunca lo hemos estado. Aunque esta vez te sentí más cerca que nunca. Era como aquel día – también llevabas una camiseta blanca, tus ojos brillaban y me abrazabas con tanto cariňo como si te hubieses dado cuenta de que pasaba algo especial.

Después de mucho tiempo sentí que me querías de verdad - aunque esté despeinada, sin maquillaje y de mal humor por el cansancio. Después de mucho tiempo no me negué a sentirlo también. No me arrepentiré de eso...

Pero ahora estoy otra vez aquí rogándole a la noche que no me haga sentir sola. Esta vez igual mostrará un poco de compasión. Pero maňana... La soledad no importa. Lo que importa es... ya sabes.

martes, 15 de enero de 2008

La ciudad de noche

La ciudad de noche es preciosa. Voy caminando por la calle. Encuentro a la gente abrigada, algunos están sonriendo otros con cara de bobos. Me quedo parada delante del escaparate de mi librería preferida. Entrar o no entrar? Entro con el fin de buscar un manual de polaco. No hay ninguno pero al final salgo con dos cosillas. Otra vez gasto dinero. Pero por lo menos me sirve para estudiar - si es un libro de gramática francesa e italiana!

Aún quedan unos minutos para llegar a la facultad. Ando despacito y disfruto del aire fresco que aparece siempre después de anochecer. La gente no entiende porqué estoy sonriendo. Una seňora me mira como si no tuviera derecho a sonreír. Otros se me quedan mirando. Parece que están pensando. Después sonríen también. Qué efecto puede tener una sonrisa!

Y yo sigo sonriendo. Estoy contenta. Por? Por ninguna razón. Simplemente porque puedo salir a la calle y ver mi ciudad por la noche. Con esto me basta, por lo menos por ahora no nececito más.

sábado, 5 de enero de 2008

El árbol de navidad

Ya ha pasado el diciembre. La blanca navidad, al final tranquila con toda mi familia. El árbol con todas las luces, tan bonito, tan familiar... Es una de las cosas que más me gustan de navidad. El árbol. Imagínate. Te quedas dormido en el salón y cuando te despiertes no ves la oscuridad de siempre. No tienes que buscar el botón de la luz. Está el árbol con sus lucecitas iluminando toda la habitación, toda la noche. Sus luces blancas, rojas y amarillas... Esta semana me ha pasado muchas veces que estaba trabajando en el ordenador y de repente me quedé parada mirando el árbol. Nuestro árbol de navidad.

Cuando lo decorabamos estaba feliz. Era el día 23 de diciembre. Elegía los adornos de color rojo para ponerlos primero. Y colgué también dos angelitos - los que me gustaban tanto cuando era pequeňa. Y entre todos esos adornos, las campanillas y luces estaba muy feliz. No porque estaba aquí la Navidad. No porque podía ocuparme de tonterías como decorar el árbol. Esta vez no estaba feliz por todos esos detalles que normalmente aprecio mucho. Estaba feliz, porque le veía a mi padre intentando desenrollar las cadenas rojas para colgarlas en el árbol. Había vuelto del hospital y no le había pasado nada grave. No me podía imaginar la noche buena sin él.

No sé que me había pasado a mí pero después de su accidente, aunque era pequeňo, me he vuelto como melancólica. Empecé a apreciar mucho a mi familia. Y me he dado cuenta de que lo echaba de menos cuando estaba un aňo fuera es exactamente eso - estar con ellos. Porque cuando estoy en mi casa, el único auténtico hogar que tengo, estoy contenta. No es por la tranquilidad - muchas veces no se puede encontrar ni un rinconcito tranquilo en nuestro piso.
Es por la seguridad que se siente cuando entro. La crean las cosas conocidas, recuerdos de la infancia, mis peluches viejos, las fotos, el ronroneo de los gatos y, lo más importante, mi familia...