sábado, 16 de junio de 2007

Mujeres desesperadas

M
e hace reir cuando pienso en lo que pasa últimamente en nuestro piso. Parece que creamos algun movimiento femenista pero en realidad solamente nos convertimos poco a poco en unas de esas mujeres desesperadas, de las que se habla tanto hoy en día. Bueno. Suena bastante patético y yo personalmente no creo que sea tan grave. Pero la imagen que damos en estos días no tiene otra descripción.
Estamos esperando algo que quizás nunca pasará. Ania está esperando por lo menos un mensaje. Y éste no viene. Yo estoy esperando para cuando él tenga tiempo para mí - eso quiere decir - cuando no esté con su novia. Y Asia... Parece que Asia está esperando un milagro. Sí, en estos días vamos reconociendo la dolorosa diferencia entre el pensamiento de los hombres y el de las mujeres.
Ellos piensan en el sexo. Nosotras pensamos en las velas y la música. Ellos después se quedan dormidos. Nosotras nos quedamos pensando en lo que deseamos. Porque siempre deseamos más. Aunque el momento cuando está a tu lado es precioso, siempre hay algo que pensar. Quizás piensas que no deberías hacerlo. Que deberías marcharte y no volver a verle. Pero al final le abrazas y te quedas.
Pero después, cuando estás sola te pones a pensar otra vez. Son estos momentos cuando nosotras tres estamos sentadas en el sofá. Nos miramos y no hace falta hablar, porque sabemos que cada una está pensando en lo suyo. Y son esos momentos cuando nos sentimos abandonadas y engaňadas. Cabrones! Pero también justo en esos momentos nos fijamos que somos nosotras mismas las que nos hacemos tanto daňo. Somos nosotras las que no quieren estar solas. Nosotras les queremos a los hombres. Somos nosotras las que les nececitan. Menos mal que en esos momentos cuando pensamos en todo eso, cuando nos sentimos las víctimas y las culpables a la vez, menos mal que en esos momentos no estamos solas. Porque siempre habrá alguién en el otro lado del sofá pensando en algo parecido.

miércoles, 13 de junio de 2007

El día de mis cumpleaňos

Es el día doce de junio. Es mi cumple. Mal día para un examen, pero al final resulta que un examen es una cosa con poca importancia. Las cosas que para mí de verdad tienen importancia son absolutamente distintas.

Por la maňana me despertó un mensaje de mi familia: 'Felicidades, wendulka, y mucha suerte con el examen! Mamá y los demás.' Es un detalle muy bonito. Pero para que esté cincera, a las ocho y media de la maňana my mayor preocupación era dormir una hora más.
Cuando, por fin, me levanté de la cama, se me acercó Asia para felicitarme. Llamó a la puerta, entró en su pijama precioso y era tan amable y graciosa como todas las maňanas. Me abrazó y me felicitó mucha suerte, salud, amigos... Todas las cosas que uno desea. También me deseó que tuviera un chico al que no tenga que compartir con nadie. Esto tengo que pensarlo de verdad. :) Pero lo que me emocionó mucho era cuando me dijo que quedara así como soy. Pues muchas gracias... Eso sí que era muy importante para mí. Es bueno saber que te quieren y aprecian así como eres - aunque yo de vez en cuando debo estar muy loca e insoportable.

No me importan los regalos. No me gustan las cosas útiles. No nececito que me regalen cosas caras. Lo que me gusta es el olor fresco de las fresas el que tiene mi piel cuando salgo de la ducha -- el regalo de Asia. Me encanta recibir regalos como es el de Janusz - un peluche pequeňo. O la pequeňita tarta que me regaló Palomita con una 'vela' hecha con un palillo la que puso allí Ángel... Me encanta estar el día de mis cumpleaňos con mis amigos -bromeando con Pája, hablando y bebiendo vino con Ania...

Hoy ha sido un día largo. Pero tengo que decir que he pasado un buen día de mis cumpleaňos...

jueves, 7 de junio de 2007

Una noche para mí

Hoy tengo una noche sólo para mí. Qué hago? He encendido las velas, he elegido la música. Voy a descansar. Estoy relajando. Escuchando la música y pensando en cosas bonitas. Solamente en las cosas bonitas. Estoy sentada en el suelo entre los cojines, mirando la pared. Tiene el color naranja. Se está moviendo. Son las velas que le dan el precioso color - el de los últimos rayos del sol. Es como la ría hace unos días. Era preciosa, inmersa en una niebla liviana. El agua no tenía su típico color de plata. Esa vez estaba como una alfombra dorada bordada con hilos rosados - con sueňos, con deseos, con esperanzas.

En mi pared está bailando la luz de las velas. Mi habitación huele a melocotón. Huele a tranquilidad. Aunque el color naranja me pone un poco melancólica. Me recuerda la casa de mis sueňos. Esa también es de color naranja. Daría mi alma al diablo por poder vivir en esa casa porque tiene las vistas al paraíso. Y al atardecer, cuando la ría se viste de su traje dorado y las islas se alzan como las prolas de los barcos olvidados, la casa lo ve todo. Las vistas que tiene esta casa son las vistas de mi corazón. Ojalá pudiera despertarme una maňana, abrir los ojos y ver las islas en un diluvio de la luz pálida de amanecer. Ojalá pudiera observar la valle de Vigo como empieza su nuevo día.

No, estas vistas no las tendré nunca. Por lo menos no de mi casa. Pero las tendré siempre en mi corazón. La ría, las islas, la ciudad y las montaňas... Siempre estarán presentes. Volveré a verlas cuando quiera. Incluso ahora mismo las estoy mirando. Estoy viendo la ría, aunque solamente en la luz de las velas. Y esta noche me siento parte de todo esto. Esta noche la estoy preguntando otra vez a la ría... No quiero saber cuánto echaré de menos a todo esto. Cierro los ojos y disfruto de la tranquilidad. Y no quiero pensar. Porque ya lo sé. Ya sé cuánto te echaré de menos.