jueves, 6 de marzo de 2008

El Río

Hoy estaba paseando al lado del río. Como si ya fuese un día de primavera. Hacía sol, los pájaros jugaban sobre el río. Bailaban en el aire y de repente bajaban hasta la lumbre del agua para que subir otra vez y gritar con alegría que se ha ido el invierno. Sentía mucho frío en la cara, el aire todavía sigue fresquito, pero me negué a hundir mi cara en la bufanda. Levanté la cabeza para disfrutar de los primeros rayos de sol, de su amabilidad que desde ahora irá creciendo y dibujándome en la cara una sonrisa cada vez más contenta.

Me pregunto por qué me gusta tanto el río (y la ría) si el agua en sí no me gusta mucho. Será porque he vivido muchos aňos cerca de este río. Estaba en el instituto, iba a casa sólo los fines de semana y a veces ni eso. Y casi todos los días de la semana iba a ver el río. Sólo unos pasos y estaba allí. La ciudad que me rodeaba dejaba de existir. Sólo había el río y yo. En él hundía todos mis problemas - los que no quería confesarle a nadie más... Me sentaba a su orilla y se lo confesaba todo... Cuánto me dolía que me llevaba mal con mi padre, mis primeros amores... Las primeras traiciones. Le contaba incluso mis deseos y al río no le parecía mal que quería abandonarle porque sabía que siempre volvería a charlar con él. A su lado me sentía segura y yo misma. Y no veo la hora de sentarme otra vez a su orilla y escuchar lo que me contará esta vez...

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