lunes, 25 de febrero de 2008

Una semana

Una semana increible, dulce y tranquila. Una semana en la ciudad tan romántica. Ha sido más bonita de lo que me imaginaba. Y tan sorprendentemente armoniosa. Lo nuestro es como un columpio que en este momento llegó hasta el punto de placer y felicidad. Depende sólo de nosotros si lo paramos o si dejamos que baje a las dudas e incertidumbres para que pueda subir otra vez hasta ese mismo punto - cuando uno de verdad se siente enamorado.

No entiendo cómo es posible que cambie tanto nuestra relación. Sin embargo, ahora me gusta y estoy contenta. Se está cumpliendo mi deseo del Aňo Nuevo. Quizás será porque yo estoy cumpliendo mi propósito o, por lo menos, intento hacerlo. He aprendido que no soy yo la que sabe todo mejor. No soy perfecta y no puedo querer que los demás lo sean. He aprendido que hay que respetar la gente, aunque te sientas mal. Ahora sé como duele hacer daňo a alguién a quién quieres.
Con estos párrafos patéticos no he querido expresar nada más de que ahora confío plenamente en tí. Confío que jugamos con las mismas cartas y que nos respetamos. Si me decepcionas no habrá marcha atrás. Pero confío en que no lo harás porque en esta semana hemos conocido mejor uno a otro.

Todavía te veo en la estación. Te veo mal - será por la ventana sucia del tren o porque se me apaňó un poco la vista. Y ya te echo de menos, aunque dices que no es posible en tan poco tiempo. Me marcho. Se acaba "nuestra semana". Hay que volver a la vida normal. Me marcho pero en realidad sigo con tigo o, por lo menos, es lo que estoy deseando...



No hay comentarios: