sábado, 1 de septiembre de 2007

Tan lejos...

Nunca podía imaginarme abandonar Vigo. Pero un día tuve que marchar. Lo abandoné todo - la ría, las islas, los montes... El paisaje tan armonioso... Todo eso lo echo mucho de menos. Así es la vida. Conoces un sitio y te encanta. Llegas a sentirte allí como en tu casa. Es tu hogar. Y luego te tienes que marchar.

Ahora estoy en Chequia. En el centro de Europa no hay rías ni islas ni puestas de sol tan preciosas como las que contemplaba en Vigo. Estoy tan lejos del sitio donde era tan feliz. Todo aquí me parece oscuro y lo que siento es un vacío. Pero eso no es la razón de mi tristeza. No abandoné sólo Vigo. También abandoné esa mirada profunda, el pelo negro y la brazada en la que me sentía tan a gusto. Sí. También te abandoné a tí. Todos esos meses sabía que no deberíamos estar juntos. Sin embargo nunca podía resistir tus caricias y tu cercanía aunque tenía que pagar un precio bastante alto. Muchas veces se me ocurrió que no te mereces que te quiera. Pero te quería cada vez más.

El último día me dolió muchísimo. Estabamos sentados en el aeropuerto. De repente me diste algo en la mano. Era tu collar. Ese mismo collar que yo te quitaba siempre cuando me abrazabas en la cama. Y ahora estoy en la cama yo sola con tu collar. Hoy lo tenía otra vez en la mano. Otra vez se me llenó la mente de recuerdos... Lo acerqué a mi cara y de repente olí ese perfume íntimamente conocido. Tu perfume... Nunca antes me había fijado en eso. No me lo esperaba. Como si estuvieses aquí... Por la primera vez desde mi llegada a Chequia me puse a llorar.

Estoy en Chequia. Lejos de la ría, lejos de las islas y de los montes. Pero lo peor es que estoy demasiado lejos de tí. Nunca va a ser igual que los meses que pasamos juntos en Vigo. No me hago ilusiones. Pero a la vez me gusta soňar con que un día estamos juntos. Voy a dormir con tu collar en la mano. Seguro que otra vez soňaré contigo - como todas las noches. Te echo de menos...

No hay comentarios: