lunes, 20 de octubre de 2008

Cuando sonríes

'No he querido defraudarte, ni entristecerte, ni ofenderte. Jamás deseé otra cosa que el bien para tí, amor. Terrible amor que me paraliza. Tu sonrisa es todo para mí. Tu regaňo es la nada. Ante tí estoy solo y tu compaňía es lo único que tengo. Allá en el otro extremo de la casa... Echame de menos un momento y ven. Ven amor, ven, no me dejes en este cuarto. Cuándo? Cuándo! Ven, sólo tú, ven, ven..., porque no puedo vivir sin tu cercanía. Nadie se merece el sufrimiento. Y menos el mar de sufrimiento: una porción de luna argenta, diabólica. Cuando sean las doce de todos los relojes y llegue la enhoramala sólo quedarán tres cosas que hacer: dormir, dormir, dormir.

Esta soledad terrible, delante del papel, con una historia larguísim detrás y un futuro delante, de un segundo, de un minuto, de una hora, de un día..., cuántos aňos aún? (...)
Dónde estará ese punto en el que se encuentra el amor, todo lo mio, todo lo que me rodea y me hace vivir y me quiere matar? Dónde se encuentre? Existe, sí, seguro; es la luz del día, es la oscuridad de la noche, es la fuente que no cesa de manar, es mi corazón entristecido por no coger con las manos el pan y la fruta y la leche de tu cuerpo. Es la esperanza. Entre estas líneas, etre los espacios en blanco, está la verdad que nadie puede expresar.

Tu alegría, cuando sonríes, quiero sujetarla para mí, para siempre; meterla dentro de una carterita... Qué pasará esta tarde? Y maňana? Y pasado?'


Jorge Cela Trulock: Cuando sonríes

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